miércoles, 17 de octubre de 2012

Es difícil cambiar...

Es complicado saberte equivocado y querer dar pasos en dirección a mejorar.

Hay que estar preparado para épocas en las que vas a estar vulnerable a todo, y sensible. Abierto como una herida. Si no hablás con un psicólogo, hablás con un familiar, o con un amigo. El caso es que con ALGUIEN hablás. Si pudieras resolverlo solo, ya no sería un problema.

Hablar incluye saber que la persona a la que le cuentes, va a conocer tus defectos, tus errores, tus equivocaciones.
Y eso trae miedo, porque creés que esa persona no te va a ver de la misma manera, ni te va a querer tanto como te quería....

...aunque no es así.

Si el que presta la oreja realmente te quiere, te va a tener paciencia. Te va a dar la mano para cruzar el charco, y te va a secar la ropa cada vez que no lo puedas cruzar sin mojarte.

Pero para eso, tenés que bajar la guardia por completo. Para bajar la guardia, tenés que poder CONFIAR.

Y confiar en alguien que es otra persona distinta a vos, CUESTA HORRORES. Aunque la conozcas un montón, no la conocés del todo, y no sabés cómo va a reaccionar.

No siempre, no todos tenemos alguien en quién confiar, que además tenga la capacidad de guiarnos.

Si encontrás a una persona que te preste su paciencia, su tolerancia, y sus GANAS absolutas de ayudarte, aferrate y no lo largues, porque tenés en mano un tesoro invaluable.

Si tenés mucha mucha suerte, podés llegar a encontrar alguien en tu familia que pueda cumplir este papel, aunque...

Generalmente se los llama amigos. :)

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