miércoles, 22 de diciembre de 2010

Adiós, Amigo...
Te vas, y una parte de mi se va con vos, y se pierde en el aire...

Adiós Nonino, acompaña el momento, y es un adiós tan irrevocable y certero, que la melodía me parte en mil pedazos.

Tanto volé con tu amistad, como dolió la caída después.
La tristeza invade, las lágrimas ruedan, y de a poco todo va volviendo a su lugar.

Conozco todas las razones, y se que no es nada personal. Es que vos sos así, y nada puede hacerse.

Por eso te entiendo. Y por eso, por suerte, tampoco te odio. Sólo espero que tengas la mayor felicidad que puedas encontrar. Y mucha luz para tu camino.

martes, 21 de diciembre de 2010

Y los amigos, ¿qué?

Es erróneo pensar que los sentimientos más profundos surgen y se expresan solamente cuando estamos en pareja.

Amigos de verdad

Onda que, lo difícil no es encontrar una persona con la cual te lleves bien, y en la que confíes tanto como para abrirle tu alma y tu historia, teniendo la certeza de que no va a usar todo en tu contra luego.

Lo jodido, y verdaderamente digo: JODIDO, es poder decirle a tu amigo y que él te diga a vos las cosas chotas. Las cosas jodidas. Las que hacen que un momento que podría ser re copado, se convierta en un momento de mierda.

Obvio: No está bueno tener que decirle a alguien "Esto me rompe las pelotas de vos", o que a uno se lo digan. A nadie le gusta escuchar cosas chotas de uno. Seguro. Pero pasa.

Porque vos y yo somos como almas gemelas, pero también somos dos personas diferentes que van a tener diferencias (valga la redundancia), y en algún momento nos vamos a tener que sentar a negociar cuáles diferencias me banco de vos, y vos de mi. Cuáles no me banco, y cuáles puedo llegar a tolerar a pesar de todo, y viceversa. Es todo parte de delimitar en qué cosas estoy dispuesta a ceder, y en cuáles me pongo firme y digo: "Esta soy yo, y así me vas a querer (o no)", y llegado el caso de "O no", entenderé que te hace mal ser mi amigo, por tal o cual motivo, y, como yo no quiero hacerte mal, sabré cambiar, o dejarte ir, dependiendo de cuán importante sea lo que te jode de mi.

Pero hablemos.

Hablemos porque sino, conjeturo, y me hago la cabeza al pedo (sí, esa definitivamente soy yo), y pienso y repienso qué carajo hice para que de pronto nos separe una muralla china. Y se que intencionalmente, no hice nada. Pero también se que a vos te cuesta hablarme, y que si no agarro el tirabuzón, no vas a decirme ni jota. Y que si agarro el tirabuzón, e intento sacarte cosas, quizás te cierres más, y no me termines diciendo nada, y terminemos perdiendo la amistad.

Y onda que, yo podría pensar: "Que yo sepa no hice nada, si querés, decime lo que pasa, y sino, allá vos." Pero eso sería orgullo, o sería "Políticamente correcto", y la amistad no pasa por ahí. El primero que ve el panorama completo es el que tiene que hacer algo. Y yo veo que esto bandea, y que se va todo al tacho y no se qué carajo hacer, porque vos sos una tapia.

Yo se que es difícil ir contra la costumbre de callarse la boca. Que es más fácil seguir y reprimir todo eso que pasa. Que al menos si no sale en palabras, tampoco estás obligado a aceptarlo ante vos mismo. Pero todo lo que no sale, se pudre. Eso no es bueno para nadie, y menos para vos, porque te pudrís, y para mi, que soy tu amiga y te quiero, y no quiero que estés mal, y menos ser la causa de tu malestar.

Y algo más: Con tu silencio, yo también sufro. Si sos mi amigo, si me querés, si no querés lastimarme, ponete a la altura de lo importante que es esta amistad, y decime.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Fuck you, fucker.

Todo lo que te quiero me está bajando en burbujas de aire al corazón. Fuck you all: Love, Feelings y toda esa basura de novela latina con final feliz.

Existen, pero hoy no es el día en que los aprecio.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Amo mi blog

No porque lo escriba yo. Ni porque sea bueno o malo. No porque sea mío, ni porque tenga los colores y las boludeces al costado que a mi se me antojen.

Sino porque cuando tenés un mal día, y andás medio pelotudo, todo el mundo te interrumpe, y nunca terminás diciendo nada, y te sentís mal, y después repasás en tu cabeza las cosas que podrías haber dicho, y cómo las conversaciones deberían haber sucedido en realidad.

Acá, yo digo lo que quiero, sea una total pelotudez, o no, y si querés leer hasta el final, leé, papá, y si te pinta opinar, bienvenido sea.
Pero comete las interrupciones, forro.