Mi oficina está en el primer piso, y, por ende, ahí desemboca el pulmón del edificio.
Noté caer algo, y cuando salí de pura chusma, la vi. Una palomita.
Gris, común, pero tierna, en su quietud, como esperando sin remedio.
Me dio pena, la levanté, le intenté dar agua, pero no quiso. Cuando la volví a poner en un escaloncito del patio, se paró sola y se me quedó mirando. "Si se para y camina, tan mal no está. Uf..."
A la noche, salí como a las ocho, y antes de irme la fui a ver. Cuando me vio abrir la puerta, salió revoloteando, medio torpe, y se chocó con toda pared en el lugar. La llevé a la calle. Si podía volar, era mejor que no se siguiera chocando las paredes. Nada peor que poder revolotear, pero estar ahí medio encerrada.
Cuando salimos a la calle, ella muy estoica en su papel de esperar, salió corriendo por la vereda, y voló un ratito. Se ve que muy bien no estaba, porque quiso alzar vuelo, y se chocó con el edificio de la vereda de enfrente, y se volvió a caer. Casi me muero yo con su caída.
Esperé el semáforo, y la fui a buscar. No tengo ni puta idea qué se hace con una paloma herida, agregando el detalle de que no se la veía herida. Pero igual la levanté, porque algo había que hacer. Tampoco la iba a dejar ahí, para que la gente la mirar como si fuera una atracción de circo, una distracción para ellos y su día complicado.
La levanté, caminé una cuadra con ella en manos, y se murió.
En el medio de la calle, y de mis años de edad, me puse a llorar como una niña.
jueves, 26 de agosto de 2010
miércoles, 25 de agosto de 2010
Flaca, sos una grossa.
Renee Olstead tiene 21 años, canta jazz como las mejores, y es pelirroja natural.
Reverencias.
martes, 10 de agosto de 2010
domingo, 8 de agosto de 2010
Fin.
Hace rato estoy queriendo escribir, se me viene a la mente lo que vas a pensar cuando leas, y me hace sentir que todo lo que escribo son idioteces.
Andate a la reputa madre que te parió.
No te hice caso en su momento, y no te voy a hacer caso ahora.
sábado, 7 de agosto de 2010
jueves, 5 de agosto de 2010
Brutal Honestidad I
Si no tenés ganas de venir a tomar mates a casa, decime eso y punto. No me dejes Bavia, ni me des respuestas pelotudas y excuseras. No tenés ganas, te arrepentiste, no querés venir nunca más, lo que sea.
Me enferma la gente que no sabe decir que el motivo es simplemente: No quiero.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Limpieza y la puta que te parió.
Estaba viendo si el pote de la panchería era de salsa de queso o de mayonesa, en uno de estos quiosquitos que dan a la vereda. Me acerqué demasiado, y me di la cabeza contra el vidrio. Me sentí re idiota, y me fui, y al final no vi qué mierda era.
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