jueves, 26 de agosto de 2010

Volví...

Mi oficina está en el primer piso, y, por ende, ahí desemboca el pulmón del edificio.
Noté caer algo, y cuando salí de pura chusma, la vi. Una palomita.

Gris, común, pero tierna, en su quietud, como esperando sin remedio.

Me dio pena, la levanté, le intenté dar agua, pero no quiso. Cuando la volví a poner en un escaloncito del patio, se paró sola y se me quedó mirando. "Si se para y camina, tan mal no está. Uf..."

A la noche, salí como a las ocho, y antes de irme la fui a ver. Cuando me vio abrir la puerta, salió revoloteando, medio torpe, y se chocó con toda pared en el lugar. La llevé a la calle. Si podía volar, era mejor que no se siguiera chocando las paredes. Nada peor que poder revolotear, pero estar ahí medio encerrada.

Cuando salimos a la calle, ella muy estoica en su papel de esperar, salió corriendo por la vereda, y voló un ratito. Se ve que muy bien no estaba, porque quiso alzar vuelo, y se chocó con el edificio de la vereda de enfrente, y se volvió a caer. Casi me muero yo con su caída.

Esperé el semáforo, y la fui a buscar. No tengo ni puta idea qué se hace con una paloma herida, agregando el detalle de que no se la
veía herida. Pero igual la levanté, porque algo había que hacer. Tampoco la iba a dejar ahí, para que la gente la mirar como si fuera una atracción de circo, una distracción para ellos y su día complicado.

La levanté, caminé una cuadra con ella en manos, y se murió.
En el medio de la calle, y de mis años de edad, me puse a llorar como una niña.

3 comentarios:

Gregorio Meursault dijo...

una historia triste.
decime por favor que le diste digna sepultura, y no que la tiraste al primer tacho de basura

Panqueca dijo...

Terrible historia, muy triste...los animales son tan frágiles que cuando se muere uno que tenemos cerca (en este caso, en la palma de la mano) nos parte el corazón...ojalá nunca tenga que vivir esa experiencia.
Te abrazo y que en paz descanse la paloma.
Beso.

Unknown dijo...

Gregorio: Se la dí. No quedó en un tacho, pobrecita.

Andre, gracias. Son frágiles, y a uno le da no se qué no poder hacer nada. Beso para vos. QEPD.