miércoles, 30 de marzo de 2011

Escribí esto hace como un año, y no puedo creer que siga TAN vigente:




Nosotros salimos, pero... ¡NO SOMOS NOVIOS!




Hacen meses y meses que salen, se divierten, se quieren, se acuestan. Se conocen los amigos y todos se caen bien. La familia algo sabe, y hasta se visitan en sus domicilios... Pero “¡DE NOVIOS NO ESTAMOS!”

¿Qué onda?

Entonces, ¿qué son? ¿Salidores? ¿”No novios”?

Empezamos a “salir” con la gente, para no comprometernos de una con alguien que casi no conocíamos. O cuya perspectiva de relación era no era la mejor, pero igual nos gustaba.

Y ahora todo es tan liberal, que, ¡ya fue! Estamos hasta que estemos, y después cada uno seguirá por su lado. Hasta ahí, está buenísimo, porque compartís algo con alguien que quiere lo mismo que vos: algo temporal y sin compromisos.

El tema es que después uno se engancha, y el otro no. Y ahí viene tooodo el problema. Porque no sucede que la persona enganchada diga “Che, me estoy enganchando”, y el otro conteste “mirá, yo no, mejor lo dejamos acá”.

Eso sería lo saludable, pero ¡no! 

Vos estás hecho un boludito enamorado. Ella también, pero no lo demuestra. Porque tiene miedo, porque hace poco que salió de otra relación, porque no quiere compromisos, porque quiere seguir atorranteando libremente, porque le pesa el título… Por lo que sea. (Ojo, podría ser al revés, la piba enamorada, y él no, pero este es UN ejemplo genérico). 

Entonces se empiezan a reclamar cosas de novios, o se empiezan a desconfiar (¿con qué derecho?), pero llegado el momento, ella te dice que no tienen compromisos, y esa es la muletilla eterna para no tener que justificarte nada cuando a ELLA le conviene no hacerlo. Porque si después vos no la llamás, obviamente que te va a pedir hasta la última explicación.

O sea, uno “sale” para no comprometerse de una, pero… ¡Dejate de joder! Si después de un tiempo seguís preocupándote por esa persona, ni da para hacerte el liberal, cuando es OOOOBVIO para todos los demás que están juntos, que “Ya son re novios, boludo, ¡dale!”

Está claro que es una situación cómoda para quien no quiere asumir el compromiso. Porque (aunque no lo quiera admitir) sigue compartiendo cosas con una persona que quiere mucho (o sea, vos), pero puede tener el ocasional encontronazo con el gil de turno que se encuentre en: boliche, bar, panadería, etc.

Y vos, pobre boludo enamorado, pensás que “ya va a cambiar”, “ya se va a dar cuenta”, y no ves que NUNCA va a cambiar la situación, a menos que la iniciativa sea tuya. DES- PER- TA- TE!

Sería re noble de su parte decirte: “Veo que vos te estás enganchando más que yo, y yo no quiero que sufras, así que mejor dejémoslo acá.” Pero ella está bien así y eso NO VA A PASAR. 

Ahí, tenés que levantarte un día y decir: ¿Qué carajo quiero para mí? ¿Me está haciendo bien esto? ¿Debería seguir teniéndole la vela a esta “no relación” que está aparentemente bien, pero que en el fondo, todos sabemos, no va ni para atrás?

Y si querés sentirte bien, si querés ser feliz, te vas a dar cuenta que tenés que cortarla de una, porque el único agujero vacío que llena esta “no pareja”, no es precisamente el del corazón, y no sirve más que para la calentura del momento. 

Oooooobvio. Sentís que jamás con nadie tuviste esa química. Que no podrías dejarla, que es una adicción, que el amor está hecho para sufrir (una boludez total), etc etc etc. Pero no es así. Esto no es más que miedo a estar solo. Miedo a salir al mundo, y tener las pelotas para darte cuenta que hay alguien más ahí afuera esperando, pero que no va a ser fácil de encontrar. 

Ni hablar, que mientras la “no relación” dura meses y meses, los amigos alrededor ven como no va ni para atrás, pero lamentablemente no te pueden decir nada, porque vos estás hundido en sufrimiento, no escuchás razones, y hasta te está empezando a gustar sufrir. 

¡DALE, NO ME JODAS! 

Las excusas 

“no puedo dejarla”, 
“no puedo vivir sin ella”, 
“me moriría”, 
“es que yo la quiero ayudar”, 
“me hace más mal estar sin ella que con ella”, 

son excusas baratas, carecen de fundamento lógico, y caducaron hace siglos. Si querés, para tu cumpleaños hacemos vaquita ¡y te compramos una excusa que sirva!

Pero no sigas con la boludez, porque todos ven que estás sufriendo al pedo, que la llave para dejar de sufrir la tenés vos, y que nadie puede darte un palo en la cabeza y secuestrarte para que no la llames más. Está en tus manos.

Dejarla, podés. 

Vivir sin ella, salvo que “Ella” sea “La Partícula De Oxígeno”, también podés.

Morirte… Ídem punto anterior.

¿Ayudarla? Mientras esté con vos, y pueda reprocharte cosas de novios, no la ayudás un carajo, y además, es contraproducente. Porque le estás dando el ejemplo de pareja que NO hay que tener. Y lo avalás con tu mejor cara, justamente por ese enamoramiento que tenés, que te hace creer que tu cercanía (así de insalubre y todo) la ayuda.

Más mal sin ella que con ella… 

Y sí. Dejar a alguien a quien querés, simplemente porque no te quiere igual, es una cagada.

Es como irse solito a rehabilitación por drogas. Voluntariamente te estás tirando a un pozo de sufrimiento, porque sabés que se vienen días y días de mirar el celular para ver si llama, o si escribe, o de decidir si le escribís vos o no. 
Pero a la larga, eso te va a permitir estar bien. Vas a poder disfrutar de tu soltería, sin ataduras sentimentales que te hagan preocupar todo el día. Y vas a estar limpio y sobrio para la próxima relación. ¡Y más preparado!

Porque después de todo lo que sufriste, me juego la cabeza que no vas a dejar que nadie, nunca más, te boludée por meses con “Pero yo, compromisos, ¡no quiero!”

jueves, 10 de marzo de 2011