miércoles, 26 de septiembre de 2012

Emm... Tengo canas.

Sísisi, señores, tengo canas. Unas cuantas.
No se ven pero ahí están.

Y resulta que, cuando digo que tengo canas, la gente reacciona como intentando que no me sienta tan mal. WTF?!
Dicen cosas como: "Aaay, NADA QUE VEER!!!" o "Pero si NI se NOTAN, nena!!"

O sea, no tengo un problema con mis canas. No me las menosprecien que me gustan.

Son de las pocas cosas que hacen que parezca de mi edad. Siempre me dan entre 4 y 7 años menos (jejejej, ¿empezamos a trabajar en un look más adulto, please?).

El punto es, ¿por qué tener canas tiene que ser algo malo?
SON CANAS! Nada más.

No es cáncer, no es un problema groso, no se te rompió un auto ni te quebraste una pierna.
Simplemente tenés algo en tu cuerpo perfectamente normal y esperable. ¿Tanto pánico por una canita?

Estamos perdiendo la perspectiva de lo importante, viejo. Si algún día tengo que anunciar una enfermedad grosa (tocamos madera), ¿qué van a hacer?

¡¡MAMÁ!!

PS: Tenía mucho más para decir acerca de la obsesión por la juventud, pero eso será otro post.

No hay comentarios: